Representaciones de las sondas solares. A la izquierda, el Solar Orbiter (fuente: Agencia Espacial Europea), a la derecha, Parker Solar Probe (fuente: NASA)
Las máquinas exploradoras humanas ya han visitado todos los planetas cercanos y ahora están avanzando en la Terra Incognita en el más allá del Sistema Solar, como informamos en este post . Sin embargo, todavía hay un objeto que, aunque cercano, fue poco visitado: el Sol. Gigante (contiene el 99% de la materia del sistema solar) y violento, no es el mejor lugar para tomarse unas vacaciones. hasta ahora las sondas Helios A y B se acercaron a 43 millones de kilómetros de la superficie del Sol (aproximadamente un tercio de la distancia a la Tierra) hace más de 40 años.
¿Por qué ir al sol? Porque guarda los secretos del Clima Espacial, es decir, configura y altera el espacio entre planetas: la materia y el campo electromagnético. En la Tierra, la expresión más evidente del Clima Espacial son las auroras polares, pero las implicaciones van más allá de este bello fenómeno natural y como hoy el ser humano está poblando el espacio exterior fuera del escudo protector de la atmósfera terrestre, queda a merced de la voluntad del iracundo Sol. Desde mediados del siglo XIX, los astrónomos han estado tratando de desentrañar y predecir los cambios en el clima espacial (también podríamos hablar de meteorología espacial). Y desde la década de 1960, hemos colocado instrumentos fuera de la atmósfera terrestre en satélites artificiales. Por ejemplo, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE. UU. (NOAA) mantiene una constelación de satélites que se renuevan de vez en cuando para, entre otras cosas, monitorear la actividad solar: los satélites geoestacionarios operacionales ambientales (GOES). Ya se han lanzado 18 diferentes, 4 están en funcionamiento y 13 han salido de servicio (1 falló).
Pero para poder comprender mejor la actividad solar, tanto científica como prácticamente, necesitamos una mayor resolución y sensibilidad espacial. Para algunas longitudes de onda, es posible construir telescopios más grandes en la superficie de la Tierra (como el Telescopio Solar DK Inouye y el Telescopio Solar Europeo, ambos de 4,2 m de diámetro). Pero, para observar en luz ultravioleta, rayos X, y tomar medidas del entorno local (in situ), la única forma es salir de la Tierra y acercarse lo más posible al Sol. Con este objetivo, dos misiones no tripuladas fueron creadas con destino el Sol: la sonda Parker Solar Probe (PSP) y la Solar Orbiter (SO).
La PSP, la misión para tocar el sol (este es el lema), construida por la NASA en asociación con diferentes universidades estadounidenses, rinde homenaje al físico estadounidense Eugene Norman Parker (1927 -) quien en la década de 1950 concluyó, antes de cualquier observación, que el Sol debe tener un viento, el principal elemento del clima espacial, y desarrolló su matemática y física básicas. A los 91 años presenció el lanzamiento de la sonda que lleva su nombre. La PSP lleva un Detector de Campo Eléctrico y Magnético (FIELDS), dos cámaras para observar la Corona Solar (WISPR), un detector de electrones, protones y alfas (SWEAP) y un detector de partículas (IS☉IS) capaz de recolectar partículas con energías térmicas (es decir, con la temperatura del ambiente) hasta aquellas ultra-relativistas. Volando a casi 200 km / s, se acercará a apenas 6 millones de km de la superficie solar, batiendo el récord de su predecesor Helios B tanto en velocidad como en distancia.
La SO es una asociación entre la NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA). Lleva 10 instrumentos a bordo, desde detectores de partículas hasta magnetómetros. En la lista también encontramos una cámara ultravioleta, un radiotelescopio para ondas muy largas y una cámara de rayos X, entre otros. Una característica del SO es que podrá observar los polos solares alcanzando una inclinación de 25 ° con respecto al ecuador solar. Inicialmente, se espera que la misión continúe hasta 2026, pero está prevista una extensión de 2 años para hacer un paso más por el polo con una mayor inclinación.
El momento de lanzamiento de las misiones no es por casualidad. El Sol tiene un ciclo de actividad de aproximadamente 11 años. En este momento estamos yendo para el máximo previsto en julio de 2025. Definitivamente nuestro conocimento del Sol mudará mucho cuando analicemos los datos producidos por estas dos sondas solares.